Allí tenemos a nuestro árbol abuelo, acompañante silencioso pero sabio que nos susurra con la voz del viento.
Cuando era el tiempo de florecer el Jacarandá se vestía de color púrpura, y cuando llegaba el tiempo de los frutos, cada semilla era un verdadero orgullo para este árbol generoso, así las acompañaba hasta que estuvieran fuertes y después a cada una le hacía un pequeño gesto de despedida: las más grandes, las más aventureras o las más tímidas, las gorditas o las tartamudas… siempre salían de viaje Qiensabedonde. Sin embargo esta vez el árbol se sintío encariñado con una semillita que no queria partir, y quiso acompañarla un día más, y después otro, y así la semillita María se fue quedando en el árbol más allá de la temporada. Hasta que un día un pájaro la llevaba en su pico y emprendió el vuelo, Jacarandá se quedó silencioso pensando, ¿Donde será “quiensabedonde”?...
Es nuestra primera semana y para muchos amigos este pedacito de la historia es tal como se sienten: arrancando a nuevos territorios para crecer.
En aquel árbol vivía la familia de Pedro, el conejo. Se trataba de Mamá Coneja con sus hijos: Pedro, Susana, Felicia y Benjamin.
Mamá conejo vive muy atareada con las labores y siempre esta buscando zanahorias o la lechuga para todos. Los conejitos ayudan a mamá cocinando, limpiando...
La Mamá le advirtió: jamas ir donde Don Gregorio, pues tiene un huerto delicioso pero atrapa los conejos traviesos que le roban su cosecha y los vuelve asado
Pero a Pedro lo prohibido le atrae... y le encanta correr riesgos; entonces se acerca a la granja... husmea y decide entrar! Oh Oh...
Se metió por debajo de la puerta del jardín! Primero, comió lechuga, habas y rábanos pero de repente alguien lo atisbó!
Pedro se asustó, dejó todo lo que llevaba en las manos y ...
Don Gregorio corrió tras Pedro, gritando, "¡detente, ladrón!" Pedro corrió por todo el jardín, perdió sus zapatos, tropezó y quedó atrapado entonces dejo su chaqueta, y saltó dentro de una regadera. Don Gregorio lo buscaba y lo pilla por un estornudo...Pedro saltó por una ventana y al fin encontró la puerta del jardín y se deslizó por debajo de esta.
Pedro se encontraba a salvo, llego sin ropa a casa y realmente no se sintió muy bien: Su madre lo puso a la cama y le dio té de camomila, mientras que sus hermanitos disfrutaron de pan, leche y zarzamoras para la cena.
Don Gregorio nos pareció muy muy bravo... para algunos fue motivo de risa y juego, para otros fue una vivencia de temor, de encontrar lo desconocido.... especialmente para los chicos que están creciendo: así que encontramos un gran reto: ¿como defendernos de Don Gregorio?
Pero Pedro también iba a la escuela, allí compartió con sus compañeros y a la maestra escuchó.
Y en la granja aparecieron aves, gatos, espantapajaros, actuados por los niños de Jacarandá.
Cuidar las plantitas que se sembraron...
Y los mayores tomaron sus medidas, pues al igual que las plantas, también vamos cambiando de tamaño.
En el bosque, reconociendo otros árboles y animalitos que conviven. |
Don Gregorio visita a los conejitos, quienes le muestran sus plantitas... que emoción!
El grupo de los osos deciden defender el árbol y a la familia conejo convertidos en abejas.
Los Arco Iris, basados en las enseñanzas del "abuelo Sapo" (cuento infantil) hicieron que se enfermaban para que Don Gregorio les tenga miedo
Y terminamos con una feria agrícola donde compramos frutas y verduras del huerto de Don Gregorio....allá a lo lejos se ve crecer esa semillita del Jacarandá, que llegó a Sisedonde para algún día florecer y dar sus propias semillas!
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